ABRAZAR EL CAMBIO: LA CLAVE PARA UNA DIRECCIÓN Y SUPERVISIÓN ESCOLAR EXITOSA
En el mundo actual, marcado por su constante evolución y transformaciones aceleradas, los centros educativos enfrentan la imperiosa necesidad de adaptarse y reinventarse continuamente. Para un director escolar, estar abierto al cambio no es solo fundamental, sino esencial para mantener la relevancia y efectividad de su gestión. Esta apertura al cambio constituye una de las principales funciones y contribuciones de los directivos escolares, quienes desempeñan un papel crucial en el logro de objetivos vinculados al cambio cultural y la resolución de problemas organizativos. El liderazgo que abraza el cambio se caracteriza por ser un proceso dinámico y generador de transformaciones, subrayando la importancia de adaptarse proactivamente para guiar a la institución educativa hacia el futuro.
Para Druker, P. (1981:61) las organizaciones servicios públicos son órganos colectivos que no existen por sí mismos, sino que sirven a propósitos sociales específicos y satisfacer una necesidad concreta, actuando como medios, no fines, destacando el papel de las instituciones educativas en la formación integral del alumno. Su enfoque de gestión dinámica, que involucra propósito, productividad y responsabilidad social, sugiere que directores y docentes trabajen colectivamente para adaptarse a las realidades institucionales y encontrar soluciones.
Pérez, A. (1993:86) enfatiza la necesidad de cambio en la educación, resaltando la importancia de la auto-transformación docente para mejorar los aprendizajes. Este cambio implica una renovación profunda en el pensamiento y un compromiso con la inclusión educativa. En este sentido, Freire P. (1993:104) añade que el cambio educativo debe basarse en amor, humildad y fe, elementos esenciales para fomentar un ambiente de confianza y cooperación en la escuela.
En el siguiente cuadro se observan las características del Director y Supervisor Educativo.
UNA DIRECCIÓN ESCOLAR PARA EL CAMBIO: DEL LIDERAZGO
TRANSFORMACIONAL AL LIDERAZGO DISTRIBUIDO
La investigación y la experiencia han evidenciado que el comportamiento y la actitud de la persona que asume las funciones de dirección en la escuela son elementos fundamentales que determinan la existencia, la calidad y el éxito de los procesos de cambio en la escuela. De esta forma, es posible afirmar que si queremos cambiar las escuelas y, con ello, mejorar la educación, necesitamos contar con personas que ejerzan un liderazgo desde su interior; que inicien, impulsen, faciliten, gestionen y coordinen el proceso de transformación, que posean una preparación técnica adecuada y, sobre todo, con una actitud y un compromiso con la escuela, la educación y la sociedad capaces de ponerse al frente del proceso de cambio.
Con ello “dirección para el cambio” se ha multiplicado en estos años, fundamentalmente en este el ámbito, quizá como un indicador no sólo del interés y la importancia de esta temática, sino también de lo difícil de encararlo con éxito. Las paradojas, dilemas y complejidades que subyacen, hacen que sea un ámbito escurridizo, difícil de aprehender en su globalidad. Indagaremos, partiendo de sus inicios hasta llegar a la promisoria idea del liderazgo distribuido. Con ello, buscamos poner en primer término del debate técnico y político la necesidad de redoblar los esfuerzos por hallar un modelo de dirección que contribuya en el desarrollo de una escuela de calidad para todos.
La Eficacia del liderazgo tiene relación con dos variables: el estilo del líder –idea procedente de la teoría conductual-, y el control de la situación, como él lo denominó. Ésta última directamente ligada al grado de control del líder de su entorno inmediato. Si tiene un alto grado de control quiere decir que las decisiones del líder producirán resultados efectivos y podrá influir en el grupo. Por el contrario, si es bajo es posible que el líder no influya en los resultados del grupo.
Estrategias para Fomentar la Adaptabilidad y el Cambio en la Dirección Escolar
- Anticipar tendencias: Es clave mantenerse actualizado sobre avances y cambios en educación para adaptar la gestión escolar adecuadamente. Anticipar estos cambios facilita la preparación frente a futuros desafíos, asegurando que la institución permanezca relevante y a la vanguardia.
- Mentalidad de crecimiento: Promover una mentalidad abierta al aprendizaje y experimentación es esencial. Fomentar este enfoque entre el personal permite adaptarse mejor a los cambios, innovando y mejorando las prácticas educativas constantemente.
- Involucramiento comunitario: La participación de toda la comunidad educativa en el proceso de cambio es crucial. Esta colaboración fomenta el compromiso y enriquece la implementación de cambios con diversas perspectivas y experiencias.
- Flexibilidad: Adaptarse a los cambios requiere flexibilidad y disposición para ajustar estrategias y prácticas. Esta capacidad de adaptación es fundamental para responder eficazmente a las necesidades cambiantes del entorno educativo.
- Aprendizaje de errores: Es importante ver los errores como oportunidades de aprendizaje. Adoptar una perspectiva que valore el aprendizaje derivado de los fallos fomenta la mejora continua y la resiliencia organizativa.
- Celebrar los éxitos: Reconocer y celebrar los logros es fundamental para motivar al equipo. Celebrar los éxitos refuerza la cultura de innovación y adaptabilidad, incentivando a la comunidad educativa a perseguir objetivos comunes con entusiasmo.
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